Hete aquí
que estamos a menos de cinco días de una carrera. No os vayáis a pensar. 10
cochinos kilómetros, y todos cuesta abajo (La Madrid-Atleti del domingo). Y
precisamente por eso (por ser cuesta abajo, no por ser vikingo o colchonero, que me la trae bastante al pairo) hace ilusión. El objetivo es intentar bajar de 55 minutos.
Que luego fardas mucho en los cajones de la San Silvestre (o eso creemos, hasta
que vemos la cantidad de cajones que hay por delante). Tampoco es que sea la
bomba, pero es que uno no da para más. O sí, ya veremos. De momento 55.
¿veis? Esto
es lo malo. No tengo aún cazado el oso, que ya estoy pensando en acabar con
toda la familia de leones. Y lo peor es
que da exactamente igual. Pienso seguir corriendo mientras me guste y me
motive, independientemente de las marcas, que no dejan de ser sino un pequeño
acicate. Pero por intentarlo, que no quede.
¿Que cual es la táctica de carrera? Pues, por supuesto, la más sensata y lógica posible. Seguir al compañero que la corre conmigo y que sé positivamente que va como un cohete, hasta que no pueda más. y luego intentar no parar en medio del camino.
Y mañana
toca entrenar. Debería de ser un entreno flojito, pero ¿a quien quiero engañar? Lo
haré a lo que de, como siempre. Esto de regular y seguir planes me temo que no
se ha hecho para mi. Afortunadamente no me gano la vida con esto, y puedo hacer de mi capa un sayo y correr lo que me apetezca. O lo que me dejen, pero eso es otro tema.
O sea
que ya sabéis. El Domingo mirad al final del pelotón. Probablemente pase un tío
resoplando como un poseso. Casi seguro que no sea yo. Pero vamos, como si lo
fuese. P'al caso..
No hay comentarios:
Publicar un comentario