miércoles, 16 de octubre de 2013

Las carreritas


Pero si yo solo entreno porque me apetece sudar un ratillo. Qué necesidad tendré yo de irme a sufrir a una carrera, total para acabar entre los 20.000 últimos. ¡Y encima en fin de año!
Pero al año siguiente vuelves. Y al otro.
Si no has empezado aún, estás a tiempo, no lo hagas. Es contagioso. Aunque, francamente, si llevas un tiempo corriendo, dudo mucho que te libres de esto. No me preguntes la razón, pero es poco menos que necesario. Y lo malo es que los últimos tres (cinco, siete, diez) Kilómetros vas a estás acordándote de toda tu familia sin que los pobres tengan ninguna culpa. Al revés, seguro que alguno habrá tratado de disuadirte en más de una ocasión.
Que te sirva esto como consuelo. A muchos nos pasa igual. Que sí, que la camiseta es chula (algunas). Ya me lo dirás cuando no sepas que hacer con ellas. Que si la gente con la que entrenas va a correrla. Hienas. Te van a dejar atrás en cuanto puedan, o tú a ellos. No te engañes. El ambiente mola, si, y correr por el centro de tu ciudad es algo muy especial, si eres capaz de procesar sensaciones echando el bofe por la calle. Pero hay algo más.
Ves a una multitud de gente haciendo lo mismo que tú. A unas cuarenta mil almas corriendo por las calles de tu ciudad (si hablamos de la San Silvestre Vallecana).A ver si resulta que no eres tan bicho raro...

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